"La Pasión que Podría Transformar el Futuro de Nike"

La cafetería estaba tranquila, como siempre a esas horas de la tarde. Un rincón cálido y acogedor, el refugio ideal para Laura y Mario. Afuera, la brisa marina movía suavemente las hojas de los árboles, y la luz del invierno teñía de gris las calles adoquinadas. Dentro, el aroma a café y a madera vieja les envolvía como una manta invisible. Laura estaba sentada junto a la ventana, mirando cómo las gotas de lluvia empezaban a dibujar pequeños ríos en el cristal. Mario llegó poco después, con el abrigo aún húmedo por la llovizna.

—"Amor irracional por Nike" —dijo Mario mientras se dejaba caer en la silla frente a ella, soltando un suspiro—. No sé si Hill está enamorado de la marca o simplemente desesperado.

Laura giró la cabeza, dejando escapar una pequeña risa. Su café con leche descansaba en sus manos, todavía demasiado caliente para beberlo.

—¿Por qué no ambas? —respondió, con una sonrisa ligera que parecía perderse en el aire. —Es un buen titular, pero también un grito de ayuda. Nike está en problemas, y él lo sabe.

Mario sacó su móvil del bolsillo y lo dejó sobre la mesa, como si necesitara descargar algo invisible de su mente.

—Es un discurso que funciona. "Volveremos al deporte, a los atletas, a la emoción". Pero, ¿no es eso lo que cualquier marca dice cuando está contra las cuerdas?

Laura tomó un sorbo, bajando la vista hacia la taza como si buscara algo en su reflejo.

—Tal vez. Pero en el caso de Nike tiene sentido. Lleva años perdiendo ese contacto directo con las personas, con los mercados locales, con sus propios socios. Hill lo está diciendo entre líneas: han olvidado lo que los hacía únicos.

Mario apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó las manos. Parecía estar viendo algo más allá del cristal empañado.

—Lo que me intriga es cómo quiere hacerlo. Empoderar equipos locales, reconectar con los wholesalers, apostar por deportes específicos. Todo suena bien, pero ¿cuánto de esto es realista? Habla de tres países y cinco ciudades clave, pero no da nombres. Es como si aún estuviera tanteando el terreno.

Laura lo miró, sus ojos claros y tranquilos, como si le estuviera dejando espacio para ordenar sus pensamientos.

—Es realista porque no tiene otra opción —dijo al fin. —Intentar abarcar todo sería suicida. Pero enfocarse en esos mercados clave... Si lo hace bien, puede marcar una diferencia. La pregunta es: ¿cómo recuperas la confianza de consumidores y socios después de haberla perdido durante tanto tiempo?

Mario tomó su espresso, el aroma fuerte llenándole los sentidos.

—Ahí está el desafío, ¿no? Reconstruir esa narrativa, esa conexión emocional. Dijo algo interesante: "Hemos cambiado de crear demanda a capturarla". Eso resume todo lo que han hecho mal. Nike dejó de inspirar para simplemente vender.

Laura se recostó en su silla, su mirada perdida en la ventana.

—Es como si hubieran olvidado quiénes eran. Y ahora Hill intenta traerlos de vuelta al punto de partida: los atletas, las historias, el deporte como esencia. Pero eso no es algo que puedas recuperar de la noche a la mañana.

Mario dejó la taza sobre el platillo con un leve golpe.

—Lo que me preocupa es el tiempo. Habla de acciones inmediatas, pero esto no se arregla en dos meses. Reconectar con mercados locales, revitalizar el diseño, volver a contar historias... todo eso lleva tiempo. Y los accionistas no suelen tener paciencia.

Laura inclinó la cabeza, su cabello cayendo suavemente sobre su rostro.

—No, no la tienen. Pero tampoco creo que Hill esté jugando para los accionistas. Es un veterano; conoce las fortalezas y debilidades de Nike mejor que nadie. Si está haciendo esto, es porque cree que puede lograrlo. Aunque tenga que sacrificar resultados a corto plazo.

Mario sonrió, esa sonrisa tranquila que reservaba para cuando algo encajaba en su mente.

—Quizá tengas razón. Al final, todo se reduce a si pueden volver a inspirar. No se trata solo de ventas o marketing; se trata de cómo haces que la gente vuelva a creer en ti.

Laura asintió, dejando la taza vacía sobre la mesa.

—Y esa es una lección que va más allá de Nike, ¿no crees? En nuestro trabajo también se trata de eso: conectar con las personas, inspirarlas, darles algo en lo que creer.

Mario se puso el abrigo mientras el camarero recogía las tazas. Afuera, la lluvia había cesado, dejando el aire fresco y limpio.

—Entonces, ¿qué hacemos con esto? —preguntó mientras abría la puerta.

Laura sonrió, ajustándose la bufanda antes de salir.

—Lo usamos. Hill está jugando su partido, y nosotros tenemos el nuestro. Pero al final, todos intentamos lo mismo: dar sentido a lo que hacemos.

Caminaron en silencio por el paseo marítimo, con el sonido de las olas rompiendo suavemente a lo lejos. En la quietud de la ciudad, las ideas seguían fluyendo, como un eco persistente de esa conversación en la cafetería.

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