En los últimos años, los deportistas de élite han trascendido el ámbito deportivo para convertirse en embajadores de la sostenibilidad, abordando sus tres pilares: social, ambiental y económico. Desde la promoción de la igualdad de género hasta la lucha contra el cambio climático y el impulso de la educación y la salud, su imagen se ha convertido en un símbolo poderoso de esperanza y acción. Sin embargo, aunque su impacto mediático es innegable, surge una pregunta crucial: ¿están realmente comprometidos con las causas que representan, o su participación es simplemente una estrategia de marketing diseñada para mejorar su marca o imagen pública? Para lograr un impacto real y duradero, es esencial que los deportistas no solo respalden proyectos de manera simbólica, sino que se integren activamente en ellos, midan sus resultados mediante indicadores claros y adopten un enfoque comprometido que genere cambios profundos y sostenibles.
Los deportistas tienen una capacidad única para inspirar y movilizar a grandes audiencias gracias a su éxito, disciplina y alcance global. Esto los convierte en aliados poderosos para iniciativas sostenibles que abordan temas tan diversos como la equidad social y la acción climática. Sin embargo, es cada vez más evidente que muchos deportistas se están “subiendo al carro” de la sostenibilidad, a menudo influenciados por sus agentes o equipos de relaciones públicas que ven en estas temáticas una oportunidad para potenciar su imagen pública. En lugar de un compromiso auténtico, estas participaciones suelen ser superficiales, limitándose a campañas en redes sociales, apariciones esporádicas o a prestar su nombre a proyectos en los que no están realmente involucrados. Esta falta de profundidad puede percibirse como socialwashing o incluso greenwashing, socavando la credibilidad tanto de los deportistas como de las marcas que los respaldan.
En contraste, algunos deportistas están verdaderamente comprometidos con la sostenibilidad en todas sus dimensiones, participando activamente en proyectos que generan un impacto tangible y medible. Un ejemplo destacado es Clarisse Crémer, navegadora francesa que utiliza su plataforma para abogar por la sostenibilidad de los océanos. Además de competir en prestigiosas regatas como el Vendée Globe, Crémer colabora con organizaciones ambientales para promover la conservación marina, integra prácticas sostenibles en su carrera y comparte sus esfuerzos con su audiencia global. Su enfoque no solo visibiliza problemas críticos, sino que también fomenta soluciones prácticas, demostrando un compromiso profundo con la sostenibilidad.
De manera similar, la Gasol Foundation, creada por Pau y Marc Gasol, destaca por abordar la obesidad infantil, un problema social y de salud crítico, mediante un enfoque integral que incluye educación, nutrición y actividad física. Programas como "Healthy Cities" y "SAFALÍN" enfrentan desafíos estructurales dentro de las comunidades, promoviendo estilos de vida más saludables como parte de un esfuerzo de sostenibilidad social más amplio. Lo que distingue a esta iniciativa es su énfasis en la medición del impacto: la fundación publica informes que utilizan KPIs (Indicadores Clave de Desempeño) para evaluar resultados, como el aumento de la actividad física, la mejora de los hábitos alimenticios y el bienestar emocional de las familias participantes. Este compromiso con la transparencia y los resultados refuerza su credibilidad y asegura que sus acciones tengan un efecto transformador y duradero.
Otros deportistas, como Naomi Osaka y LeBron James, también están comprometidos con causas que se alinean con la sostenibilidad. Osaka ha alzado su voz para abordar el racismo sistémico y la salud mental, participando activamente en iniciativas y eventos que buscan generar conciencia y cambios reales. Por su parte, LeBron James encarna la sostenibilidad social a través de su escuela "I PROMISE" en Akron, Ohio, que brinda educación y recursos a niños en situación vulnerable, fomentando la equidad y creando oportunidades para las generaciones futuras. Estos ejemplos demuestran que cuando los deportistas integran la sostenibilidad en sus carreras con un compromiso continuo y significativo, su impacto puede crecer exponencialmente.
Sin embargo, no todas las campañas lideradas por deportistas logran este nivel de autenticidad o efectividad. Muchas iniciativas están diseñadas para aprovechar la imagen pública del deportista sin abordar desafíos sistémicos o incluir a actores clave, como las comunidades locales y los expertos en la materia. Sin objetivos claros y resultados medibles, estas campañas corren el riesgo de caer en el activismo performativo, ofreciendo visibilidad sin generar cambios significativos.
Para que las iniciativas lideradas por deportistas respalden verdaderamente la sostenibilidad, deben adoptar sistemas de medición basados en KPIs que evalúen su alcance, profundidad e impacto a largo plazo. Estas métricas son esenciales para garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva y que se dé seguimiento transparente al progreso. Por ejemplo, las iniciativas que abordan el cambio climático podrían medir reducciones en las emisiones de carbono o los niveles de participación comunitaria, mientras que los proyectos de equidad social podrían rastrear los resultados educativos, el acceso a la salud o las mejoras en la calidad de vida.
Además, estrategias como D2F (Direct-to-Fan) pueden desempeñar un papel vital en fortalecer la conexión entre los deportistas y sus comunidades. Al colaborar directamente con sus seguidores, los deportistas pueden involucrarlos en acciones significativas, como proyectos educativos, limpiezas locales o programas de bienestar, al tiempo que fomentan la transparencia y la rendición de cuentas. Estas asociaciones no solo fortalecen la relación del deportista con su audiencia, sino que también promueven la acción colectiva, amplificando el impacto de las campañas.
Las marcas también desempeñan un papel crucial para garantizar la autenticidad de estos esfuerzos. Para evitar caer en el socialwashing o el greenwashing, deben diseñar iniciativas que se alineen con sus prácticas internas, incluyan a partes interesadas diversas y prioricen el cambio sistémico sobre la visibilidad superficial. Al integrar a expertos, comunidades locales y beneficiarios en el proceso, las marcas pueden garantizar que sus campañas respalden genuinamente los objetivos de sostenibilidad y fomenten la confianza.
La participación de deportistas en iniciativas sostenibles, cuando se realiza de manera auténtica, tiene el potencial de generar cambios significativos. Figuras como Clarisse Crémer, Pau Gasol, Naomi Osaka, LeBron James y Marcus Rashford ilustran cómo el deporte puede ser una plataforma poderosa para abordar los desafíos interconectados de la equidad social, la conservación ambiental y el desarrollo económico. Para lograrlo, los deportistas y las marcas deben ir más allá de las acciones simbólicas, invertir en soluciones a largo plazo y medibles, e involucrar a las comunidades como participantes activos en el proceso. Al hacerlo, pueden transformar la inspiración en acción concreta y los eslóganes en soluciones sostenibles que verdaderamente mejoren vidas y ecosistemas.
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