Un café en La Coruña: sobre béisbol y bonos

El café estaba medio vacío, como siempre a esa hora. Mario llegó primero, pidió un café solo y se sentó junto a la ventana. Miraba a la gente pasar, sin mucho apuro. El cielo estaba gris, el típico invierno coruñés, con esas nubes pesadas que parecen amenazar pero nunca cumplen. Justo entonces entró Laura, con el abrigo medio abierto y un paraguas en la mano, aunque no llovía.

—Siempre puntual, Mario —dijo, dejando el abrigo en el respaldo de la silla antes de sentarse—. Espero que esto del béisbol valga el café, porque me he cruzado media ciudad para venir.

Mario sonrió. Laura tenía esa manera de hablar directa, sin rodeos, como si cada palabra tuviera prisa por salir.

—Te prometo que merece la pena. La MLB acaba de lanzar bonos otra vez. Más de 180 millones de dólares.

Laura arqueó una ceja mientras el camarero le dejaba un café con leche y un vaso de agua.

—¿Y? No es la primera vez que hacen algo así.

Mario cogió la taza con una mano y empezó a girarla, como si el movimiento le ayudara a ordenar las ideas.

—Es cierto, pero esta vez hay algo distinto. Mira, llevan años financiándose así, con bonos respaldados por sus contratos de televisión. Pero ahora han ampliado su crédito disponible a 1.900 millones de dólares. Es como si estuvieran blindando su futuro financiero, preparándose para cualquier cosa.

Laura dio un sorbo al café, pensativa. Miraba por la ventana, como buscando conectar esos números con algo más tangible.

—Es curioso, ¿no? Siempre se habla de los jugadores, de los partidos, pero las estrategias más interesantes están fuera del campo. Bonos, fondos fiduciarios, límites de deuda... Es como si hubiera un segundo juego detrás del deporte.

Mario dejó la taza en el platillo.

—Exacto. Y esto no es solo para mantener a los equipos. Es imagen. La MLB está diciendo: “Somos estables, somos confiables”. Fíjate, 10.800 millones de dólares de ingresos en 2022. Esa narrativa cuenta.

Laura asintió lentamente, jugueteando con la cucharilla del café.

—Y mientras tanto, aquí en Europa seguimos con lo de siempre. LaLiga, la Premier… Quizá tienen estrategias parecidas, pero siempre parece que nos falta algo. No sé si es ambición o confianza.

—Yo creo que es perspectiva. —Mario miró al cielo, como si intentara descifrar algo en esas nubes que se movían lentas, casi sin ganas—. La MLB está jugando a largo plazo. No buscan solo ganar hoy. Quieren ser inquebrantables, pase lo que pase.

Laura sonrió, esa sonrisa suya que mezclaba ironía con un toque de complicidad.

—¿Sabes qué? Me recuerda a los corredores que nunca paran. Ni corren rápido ni lento. Solo siguen, un pie delante del otro, sin prisa, como si lo único importante fuera moverse.

Mario se quedó callado, mirando su taza. Había algo en lo que Laura decía que resonaba más de lo que quería admitir.

—Tal vez por eso estamos aquí, hablando de esto en vez de hacerlo.

Ambos rieron, esa risa tranquila de quien comparte algo más que palabras. Afuera, el día seguía igual, detenido en su propia rutina. La conversación, como suele pasar, cambió de rumbo. Pero quedó flotando en el aire esa idea, como el aroma del café recién hecho: la importancia de avanzar, aunque el futuro sea solo una promesa envuelta en nubes. 

©Derechos de autor. Todos los derechos reservados.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.